Vidas que dejan huella.
"

ÁNGELA DE MÉRICI (1474 ca.-1540).

Canonizada en 1807. Su fiesta es el 27 de enero.

El motivo de tratar la vida de Ängela de Mérici es porque en ella encontramos tres rasgos en el proyecto de vida de Ángela, y que son plenamente válidos para Asociaciones de creyentes en el siglo XXI, como nuestra "
Asociación "SACRA VIRGINITAS".

.

Estos rasgos son:

    • La espiritualidad centrada en una virginidad vivida en una entrega profunda a Cristo y no sólo reducida a un aspecto material y fisico. El estado virgininal va unido a una integridad moral, es incompatible con la virginidad esponsal, las envidias, las negligencias, las faltas de caridad, el apego a los bienes materiales y lujos de este mundo. Debe de ser una Espiritualidad de comunión, manifestación de la vida trinitaria y signo de las realidades escatológicas.
    • La pobreza, material y espiritual: Angela, que por propia cuenta, quiere vivir de limosna, pone el acento en el desprendimiento interior y la imitación de Jesucristo.
    • La obediencia, en el pensamiento de Ángela, es una virtud propiamente teologal.Se dirige directamente a Dios y comporta una conformidad perfecta con la voluntad divina, para lo cual se debe ser "atenta oyente de la Palabra" a imitación de María Virgen.

La santa subraya sobre todo la obediencia directa a las inspiraciones del Espiritu Santo en el secreto de conciencia. En el funcionamiento de la Compañía, se armonizan la exigencia comunitaria, el consejo y la ayuda espiritual.

El presente escrito sobre Santa Ángela de Mérici , lo ofrecemos pues desde la Asociación "SACRA VIRGINITAS", como ejemplo de cómo en épocas de cambios como la nuestra, en este inicio del siglo XXI, la Iglesia necesita novedosas iniciativas pastorales, que abran nuevos caminos y dinamizen los ya existentes.

Entre finales del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI, mientras se afirmaban algunas formas de emancipación femeninas, se tuvo la interesante experiencia de santa Ángela Merici (1474-1540).

Desde principios del siglo XVI se dio una revolución importante en el papel de la mujer en la Iglesia. El ideal para la mujer, hasta entonces, venía dado por el dilema:

* o claustro

* o matrimonio; o casada o monja.

En los albores de la Edad Moderna el monasterio formaba parte de las estructuras sociales, en cuanto permitía a las familias nobles colocar aquellas hijas a las que no habían podido asegurar un matrimonio conveniente.

Su vida queda enmarcada entre la segunda mitad del siglo XV y la primera del XVI. Nació en Desenzano, en Italia cerca del lago Garda, en 1474. Murió en Brescia, en la Lombardía, el 24 de enero de 1540.

La originalidad de su obra está en la fuerza que refleja el espíritu que la impulsa. Mujer de su siglo, pero con una visión de futuro, santa y mística con sentido práctico. Angela es modelo e inspiración para el siglo XXI.

Ángela de Mérici, es considerada la más original intérprete de las instituciones sociales y religiosas vinculadas al mundo femenino en el siglo XVI.

Es fundadora de la Compañia de Santa Úrsula, una novedosa forma de asociación femenina de vírgenes consagradas que viven en el mundo, y que es anticipación de las futuras congregaciones de votos simples y los institutos seculares. Preocupada asimismo de ofrecer protección y ayuda material a las jóvenes pobres y huérfanas, advierte la necesidad de dar fundamentos educativos a la institución fundada por ella y pone las bases para la promoción de la instrucción femenina.

A la fama de santidad de Angela, ligada la originalidad de su propuesta de vida religiosa y a la difusión de la Compañía instituida por ella, no corresponde un adecuado conocimiento de la vida de la santa.

Es muy poco lo que conocemos sobre todo acerca de sus orígenes y de sus años de la juventud y de la primera madurez. Nacida en Desenzano sul Garda en un período imprecisado entre 1470 y 1475 (que la tradición ha fijado en 1474), Angela vive su infancia en la localidad de "La Grezze», en Desenzano, sede de una parroquia perteneciente a la diócesis de Verona, territorio sometido al dominio véneto. El padre de Angela Juan Mérici, en un tiempo ciudadano bresciano, adquirirá la ciudadanía desenzana. La familia de la madre era originaria de Saló y era de posición social más elevada.

Tuvieron los padres cinco hijos, Ángela es la penúltima. Juan Mérici sabía leer y a menudo leía en familia las vidas de los santos, influyendo con estas lecturas, como manifestará la misma santa, en el deseo de su hija de llevar una vida devota y contemplativa. La juventud de Ángela se ve apenada primero por la pérdida de su hermana, a quien la tradición hagiográfica asocia la primera visión de la santa, y después por la desaparición de sus padres.

Procedía de una familia rica y noble. Guapa, heredera de una fortuna nada frecuente, libre de compromisos y con un número mayor de lo deseable de cazafortunas que buscaba su cortejo. Independiente y con una vida por delante.

Su vida, como se ve, está lejos de lo ostentoso y llamativo; desde fuera no se descubre nada sensacional; es una vida quemada en el silencio del misterioso amor a Dios y en el servicio entregado al puro servicio de prójimo. Bien lo representa la iconografía pintando a la santa con un crucifijo en la mano que hace brotar flores de su leño.

Vivió entre los fastuos del Renacimiento, en un momento en se estaba acabando una etapa de la vida europea y con la reforma de Lutero y la Contrarreforma Católica, estaba empezando otra. El cambio social, político y religioso se daba junto con un frenético hacer en arte. pinturas, esculturas, libros y costumbres que dejaba también una secuela pobre y menos digna en el cambio del pensamiento que llegaba a la degradación de las costumbres. Eso le hizo darse perfectamente cuenta a Ángela de las desastrosas consecuencias que había traído consigo para la vida moral de muchas personas la moda del Renacimiento.

Quiso hacer algo por la juventud que veía desquiciada, desorientada, maltratada, frecuentemente manipulada y, en tantas ocasiones, pervertida; algo para detener el desmoronamiento de tanta chica joven tratada con desconsideración.

Habiendo quedado huérfana, Ángela es acogida por su tio de Saló. Aquí la joven empieza a frecuentar la iglesia de los religiosos franciscanos y toma el hábito de la tercera orden de la penitencia para poderse dedicar con más facilidad a la vida devota. La toma del hábito de terciaria, a cuya institución Angela permanecerá sustancialmente fiel toda la vida queriendo ser sepultada con esa vestidura, marca un momento significativo del itinerario espiritual de la santa: la primera indicación de la voluntad de vivir la condición de religiosa permaneciendo en el mundo. Como muchas otras mujeres de su tiempo. Angela sigue la vía de la devoción entrando en un instituto de antigua tradición; cabe, empero, dudar que el franciscanismo dejará una huella tan profunda en su espiritualidad, Su entrada en la Tercera Orden franciscana, se debió a la atracción por el ideal de vida consagrada, vivida fuera del claustro a manera de la vírgenes de la primitiva Iglesia.

Muerto su tío, en los inicios del siglo XVI vuelve a Dezano, donde llevando una vida humilde, se dedicaba a la oración y a las obras de piedad; se mantenía de los bienes de la herencia familiar. Es un tiempo de madurez espiritual.

En 1516 por mandato de los superiores franciscanos, se dirige a Brescia, a la casa de la acaudalada viuda Catalina Patengola, donde llega a conocer a Jerónimo Patengola, sobrino de Catalina, y a otras personas que comienzan a sentir por ella una devoción especial y le servirán de ayuda en la realización de aquella obra religiosa y social que decidirá emprender en favor del mundo femenino. No hay que olvidar, en efecto, que los primeros decenios del s. XVI están marcados por la grave crisis social y religiosa consiguiente a las guerras de Italia y la primera difusión de las ideas de la reforma luterana; la ciudad de Brescia queda particularmente marcada sea por la destrucción causada en 1512 por el saqueo de la ciudad, sea por la activa presencia de un grupo religioso de inspiración erasmiana.

Como terciaria franciscana se dedicó a enseñar el catecismo a los niños de su pueblo. Y lo hacia con tal entusiasmo, arte y fruto que la noticia ya traspasaba a la región de Brescia, hace que el papa Clemente VII la llame con el deseo de que la desarrolle en Roma. Las dificultades expuestas y entendidas por ambas partes lo hicieron imposible en aquel momento.

Para hacer frente a las necesidades sociales causadas por la guerra y la difusión de las enfermedades epidémicas, en 1521 el Consejo municipal de la ciudad delibera constituir un hospital de Incurables, regido primero por el sacerdote Bartolomé Stella. Entre las personas dedicadas a esta actividad se encontrarán algunos «discípulos» de Ángela de Mérici, Jerónimo Patengola y Agustin Gallo. El nombre de Stella liga el hospital bresciano a las análogas iniciativas patrocinadas en Génova y Roma por las Hermandades llamadas del Divino Amor, sodalicios espirituales que se desarrollan en los primeros decenios del s. XVI en algunas ciudades italianas con finalidades devociónales y asistenciales. A instancias de estos sodalicios se asocia también otro discípulo de Ángela de Mérici, Esteban Bertazoli de Saló, según la tradición convertido en 1520 por el ejc vida de la santa. Será precisamente Bertazzoli el que en 1542 fundará en Saló una hermandad de la que se inspira en los principios del Divino Amor.

Ella, visitando a los incurables, se dio cuenta de la presencia de muchas muchachas solteras que quedaban en casa. Entonces fundó en Brescia (1535) la Compañía de Santa Úrsula, compuesta por mujeres sin votos, sin uniforme, sin vínculos de vida común y sin las ínfimas prescripciones que la seguían. Viviendo en las propias familias y del trabajo propio, eran llamadas a ser signo de separación «desde las tinieblas de este mundo».

Elemento central y caracterizante no eran las formas o las modalidades de la pobreza o de la obediencia, sino la virginidad, que rendían a las ursulinas «verdaderas y castas esposas del Altísimo». La disciplina debía ser dulce y humana. La pedagogía religiosa no debía ser impuesta sobre contricciones, sino sobre el amor. Para la santa, la obediencia se dirige a Dios y comporta la sumisión a los mandamientos, a los preceptos de la Iglesia, a las órdenes de los superiores, hasta las inspiraciones interiores del Espíritu. Un concepto éste que, en el ámbito contrarreformista, sería poco después abandonado También para la pobreza cambiaba la perspectiva: más que la renuncia a la propiedad, la santa ponía la exigencia en alcanzar el propio sostenimiento no de rentas, sino del trabajo.

Ángela de Mérici aparece en aquellos años ajena a las actividades y al empeño social de sus discípulos. Entre 1520 y 1530 sigue viviendo devotamente en las casas de diversas familias de la nobleza bresciana y adquiriendo prestigio como mujer dotada de especiales dones carismáticos. Abandona pronto la casa Catalina Patengola y se establece desde 1517 en la vivienda del joven Antonio Romano, rico mercader.

En el decenio 1520-1530 la santa afronta una larga peregrinatio a las raíces de la fe y de la Iglesia, pero también, a la tumba o a la casa de mujeres de su tiempo ya proclamadas beatas, con fama de santidad.

En 1521 va a Mantua a venerar el sepulcro de la terciaria dominicana Osanna Andreasi, beatificada en 1515, y tres años después emprende una larga y aventurera peregrinación a Tierra Santa, acompañada por su primo Bartolomé y por el discípulo Juan Antonio Romano. Sucesos misteriosos y peligros superados, que se interpretan después milagrosamente corroboran la fama de santidad de Ángela. En efecto, en 1524 hizo Ángela una peregrinación a Tierra Santa. habría llegado a perder la vista estando cerca de lugares santos y la habría recobrado después Esto lo consideró siempre como el mejor regalo de su vida; no se sabe muy bien qué cosa sucedió, ni si aquel prodigio extraño fue o no milagro; pero ella salió a los Santos lugares ciega y regresó con vista. Es el único hecho sobresaliente de su vida. y además, en el viaje de vuelta de la peregrinación, su barco habría sido el único que se salvé de un naufragio. Ya en Venecia, a la vuelta de Tierra Santa, vivirá primero en el monasterio franciscano del Santo Sepulcro y después en el hospital de Incurables. Aquí es visitada por gentileshombres y religiosos. e invitada, como registra concordemente la tradición hagiográfica, a permanecer en la ciudad. En 1525 acude a Roma en peregrinación para ganar el Jubileo.

Al volver a Brescia, tras su estancia en Roma, vive unos años más en la casa de Juan Antonio Romano. En 1529, nuevamente con el hábito de peregrina, va a Varallo, el santuario que reproduce la Santa Jerusalén, adonde volverá también en 1532. Durante el viaje visita en Soncino a la estigmatizada Stefana Quinzani, terciaria dominica, y a la vuelta se encuentra en el milanesado con Francisco Sforza, que intenta inútilmente retenerla.

Tras la peregrinación, se traslada por breve tiempo a Cremona por consejo de su discípulo Agustín Gallo. La estancia cremonesa está motivada por el temor de acciones militares al paso por Brescia de las tropas imperiales. A su vuelta a la ciudad, en 1530, Angela vivirá unos meses en la casa de Agustín Gallo, entrando en contacto con la aristocracia y el mundo académico bresciano, donde encontrará devotos defensores.

En los años que preceden a la fundación de la Compañía de Santa Úrsula tiene lugar un nuevo cambio de vivienda. Ángela abandona la casa de Gallo y se traslada a un local anexo a la iglesia de Santa Afra, adquirida poco antes por los canónigos lateranenses de la congregación observante de Fregionaia. Uno de estos religiosos, Serafín Torresini de Bolonia, se convierte en su confesor. La decisión de vivir como en una celda, en oración continua, en la Iglesia de Santa Afra y la solicitud cursada en 1532 ante la Sagrada Penitenciaría de ser sepultada en aquel lugar indican un desapego del ambiente franciscano y una inserción en la espiritualidad de los Canónigos Lateranenses, que en los primeros decenios del s. XVI son activos propagadores de la vida contemplativa inspirada en los principios de la devotio moderna y autores de un nuevo modelo de vida religiosa femenina. No sabemos lo que estos religiosos influyeron en su espiritualidad.

Aunque estaba convencida de su misión divinamente asignada de echar los cimientos de una orden educativa, Angela durante diecisiete años no pudo hacer más que dirigir a un grupo de jóvenes que eran conocidas como "La Compañía de Santa Ursula", pero que continuaban viviendo en el seno de sus propias familias, y se reunían en períodos establecidos para escuchar conferencias y realizar ejercicios devocionales.

Durante la estancia en Santa Afra madura el proyecto de la Compañía de Santa Ursula, cuya primera inspiración se hace remontar por la tradición hagiográfica a una visión, recolida después por la iconografía, que Angela habría tenido de niña. Poco después de la muerte de su hermana, mientras se encontraba en la campiña cercana al lugar nativo, la futura santa habría visto una escala que unía la tierra con el cielo: por aquella escala descendía una gran multitud de vírgenes acompañadas por ángeles; la singular procesión era amenizada por el sonido de numerosos instrumentos musicales. En la visión las vírgenes de la Compañía eran asimiladas a ángeles que vivían en la tierra. Si angélica era la naturaleza de las discípulas de la santa, el modelo de vida de las Ursulinas estaba inspirado en la tradición apostólica, como prueban los escritos mericianos y sobre todo la Epistola confortatoria.

Las muchas dificultades que entorpecían la formación del nuevo instituto cedieron al fin, y en 1535, fundó una congregación religiosa en la iglesia de Santa Afra de Brescia, que se llamó la Compañía de las vírgenes de Santa Ursula; puso la actividad de la nueva familia bajo la protección de Santa Úrsula, por ser esta una santa cuya vida y martirio era un estandarte levantado en alto que representaba el triunfo de la humildad y la pureza cristiana frente a la impureza y grosería de los bárbaros.

Se reunieron doce miembros en una congregación con aprobación episcopal, y con Santa Angela de Merici como superiora. El movimiento fue acogido con gran entusiasmo y se difundió rápidamente en Italia, Alemania y Francia. En pocos años la compañía contaba con numerosas casas, todas independientes. Las constituciones apropiadas a la labor del instituto se llevaron a cabo y se completaron poco tiempo después de la muerte de la fundadora en 1540.

El acto de constitución de la Compañia se redacta en 1535 cuando, el día de santa Catalina de Alejandría, 25 de noviembre, una treintena de jóvenes consignan su nombre en el libro de la Compañía. La inscripción de la Sociedad o Hermandad, como es llamado el instituto en sus comienzos, está reservada a las vírgenes no prometidas en matrimonio ni empeñadas en entrar en un convento: tal inscripción no comporta la profesión canónica de los votos, sino la obediencia a una regla análoga a la de las órdenes religiosas. Característica del instituto es la de proponer un ideal monástico en el mundo. Motivos prácticos e ideológicos motivan esta decisión. En tiempo de Ángela de Mérici no todas las muchachas que lo deseaban podían entrar en el monasterio, porque había que pagar una dote que limitaba el acceso sólo a los estamentos sociales más elevados: la entrada en el monasterio no era en aquel particular momento histórico la mejor garantía para llevar una vida de perfección, la consagración religiosa vivida en el mundo reproducía además el ideal de la iglesia primitiva, donde no existían claustros de clausura.

La que se inscribe en la Compañía espiritual se compromete a observar la regla y las obligaciones prescritas en ella y después de un período de prueba puede ser «estabilizada» en la Sociedad, prometiendo conservar la condición virginal. Las inscritas siguen viviendo en familia y a veces practican un trabajo; se reúnen periódicamente para rezar e instruirse juntas; son asistidas constantemente en sus necesidades materiales y espirituales por una estructura que podríamos llamar piramidal de la Compañía.

La institución de la Compañía, acaecida como se ha dicho en 1535, va acompañada el 8 de agosto de 1536 por la aprobación canónica del obispo local. Seguirá después la primera elección de las oficialas. El día 18 de marzo de 1537 las vírgenes reunidas en Santa Afra, que ya eran 76, eligen a Ángela maestra general y tesorera, y votan además a las 4 vírgenes superioras que serán llamadas después «Coroneles» y a las 4 matronas viudas.

Se dedicaban a la enseñanza.

.No pretendió darles hábito, ni vida en común, ni votos, ni clausura . Su compromiso era la actividad de enseñar con espíritu cristiano. Aquello se consideró una revolución que rompía los moldes existentes y era difícil de entender.

Como ya dijimos al principio , tres rasgos destacan en el proyecto de Ángela, y que son plenamente válidos para Asociaciones de creyentes en el siglo XXI, como nuestra Asociación "Sacra Virginitas:

    • La espiritualidad centrada en una virginidad vivida en una entrega profunda a Cristo y no sólo reducida a un aspecto material y fisico. El estado virgininal va unido a una integridad moral, es incompatible con la virginidad esponsal, las envidias, las negligencias, las faltas de caridad, el apego a los bienes materiales y lujos de este mundo. Debe de ser una Espiritualidad de comunión, manifestación de la vida trinitaria y signo de las realidades escatológicas.
    • La pobreza, materail y espiritual: Angela, que por propia cuenta, quiere vivir de limosna, pone el acento en el desprendimiento interior y la imitación de Jesucristo.
    • La obediencia, en el pensamiento de Ángela, es una virtud propiamente teologal.Se dirige directamente a Dios y comporta una conformidad perfecta con la voluntad divina, para lo cual se debe ser "atenta oyente de la Palabra" a imitación de María Virgen.

La santa subraya sobretodo la obediencia directa a las inspiraciones del Espiritu santo en el secreto de conciencia. En el funcionamiento de la Compañía, se armonizan la exigencia comunitaria, el consejo y la ayuda espiritual.

En 1544 se recibió la primera aprobación de Pablo III, y se adoptó la regla de San Agustín. Muchos detalles importantes se dejaron sin determinar en ese momento, y, como resultado, se desarrollaron diversas congregaciones, todas bajo el nombre de Ursulinas, pero con amplias diferencias en la vestimenta y en las costumbres.

Las más grandes e influyentes eran la Congregación de París y la Congregación de Burdeos. En 1572 San Carlos Borromeo, Cardenal Arzobispo de Milán, obtuvo para la nueva congregación el status de una orden monástica con clausura. En algunos de los conventos más antiguos de Europa, en Canadá y en Cuba, aun se observa una clausura estricta; en otras secciones, aunque no abolida enteramente en ningún caso, la clausura se ha modificado para responder a las condiciones locales. Una Bula de aprobación final fue concedida en 1618 por Pablo V.

Ángela podrá seguir por poco tiempo el desarrollo de la Compañía. En efecto, había llegado a realizar el instituto casi al término de una vida transcurrida en silencio y oración. El momento de su muerte, sucedida el 27 de enero de 1540, es el punto más alto de la popularidad de Ángela: a los signos milagrosos registrados por los hagiógrafos se asocia el concurso público atestiguado por un cronista local; se registra después un conflicto entre los canónigos de Santa Afra y los canónigos de la catedral para hacerse con los restos mortales.

A su muerte se dividieron los carismas: unas prefirieron vivir en comunidad sin votos, y así lo hicieron, bajo la dirección de San Carlos Borromeo , que era muy amigo de la uniformidad. Otras en Francia adoptaron los modos de la vida de clausura; las más prefirieron seguir el espíritu fundacional, viviendo en sus casas con sus familias, dedicando su vida a la instrucción de las jóvenes. Por eso, por algún tiempo, hubo tres clases de ursulinas, conviviendo en paz.

Las vicisitudes sucesivas de las ursulinas nos permiten observar cómo en sus enfrentamientos se desencadenó una doble oposición: por una parte la nobleza bresciana y por otra los ambientes más radicales de la Contrarreforma. Los primeros veían en peligro el inmobilismo de la estructura social; los segundos se esforzaron en poner las ursulinas bajo el control eclesiástico y de reducirlas a clausura. Los tiempos no estaban aún maduros para una plena promoción de la mujer en la Iglesia.

Estas discrepancias dentro y fuera de la institución, fueron debidas sobre todo a la solicitud de dar visibilidad a la Compañía, cuyas inscritas no estaban obligadas a vestir un hábito uniforme. Tales discrepancias fueron superadas con la adopción de un signo externo, el cinturón de cuero, que indicaba la pertenencia a la Compañía . Tras la confirmación papal del instituto, obtenida con bula fechada el 9 de junio de 1544 y hecha pública con proceso ejecutoria] el 14 de abril de 1546, las Ursulinas se difundieron también por el territorio bresciano, y la Regla mericiana permaneció en vigor hasta la reforma de "Carlos Borromeo de 1582.

Además de la Regla, redactada entre 1532 y 1535, dos importantes escritos dictados por Ángela de Merici a su secretario Gabriel Cozzano precisan finalidades y modalidades de vida del instituto: los Recuerdos, dirigidos a las coronelas, y el Testamento o Legados, dirigido a las damas nobles viudas gobernadoras de la Compañía. Lo que distingue a estos escritos es la preocupación educativa, el anhelo de la fundadora de comunicar a sus colaboradoras un método para tratar a las jóvenes inscritas en la Compañía, método directamente inspirado en la educación materna.

Es interesante resaltar algunos datos del Ritual anejo a la publicación de la Regla de 1569. Dicho Ritual se titulo "Orden y ceremonias que se realizan con las vírgenes que queríanentrar en la Compañía".

* Orden primera: De cómo se presentan las vírgenes en la Compañía.

* Orden segundo: de la aceptación de la Virginidad en Capítulo…

* Orden tercero: del recibimiento de las vírgenes en la Compañía…

Para el primero las jóvenes deben haber cumplido, al menos 12 años; para el segundo al menos 15: para el tercero al menos 18.

La aceptación definitiva( Orden tercera), debe ser fechada el día de santa catalina de Alejandría (25 de noviembre), durante la liturgia eucarística.

Para el último grado está previsto un preciso ceremonial en italiano, las rubricas y una versión de las formulas (nos: 7-8). Se les pone la anotación musical de dos antífonas: "Veni Sponsa Cristi" y " Vade Sponsa Christi". Las vírgenes no pronuncian explicita profesión, sino que son coronadas y reciben al fin de la misa una solemne bendición: "Deus plasmatur corporum" la cual se introdujo por primera vez en el Pontifical Romano Germánico, ampliado alrededor del año 950 por un monje de san Albano de Magonza y reimpresa por Durando de Mende en su Pontifical (1292-1295), destinado a llegar a ser el libro oficial de la Iglesia Romana.

RECAPITULACIÓN FINAL.

Conviene resaltar, de Santa Ángela de Mérici , su rango de pionera en doble sentido

a.- En fundar una institución secular. Este es el rasgo que nos interesa especialmente a nosotros, desde la Asociación "SACRA VIRGINITAS".

b.- También fue pionera en lo de preocuparse de instruir a la juventud mucho antes de que los poderes públicos pensaran en la fundación de ministerios que se ocupasen de dar instrucción, desparramar formación y cultura -eso que se llama enseñanza pública- a los niños y jóvenes, que es la primera de las inversiones a medio o largo plazo para lograr el bien común llamados a promover.

En ella sobresale su sensatez y la dulzura de su corazón. Maestra del sentido común, marca pautas impresionantemente sabias, profundas actuales en su pedagogía de vanguardia, que es viva, fecunda y transformadora. Angela Mérici fue carismática y fuente de inspiración. Una mujer con un don especial para reconciliar, crear unidad y paz.

Fue un modelo de sencillez y de espíritu de servicio. Durante muchos años, preparándose en la virtud y el servicio a los demás, fue madurando su vida y casi en los últimos días de su vida hizo posible la primera y una de las más hermosas obras de educación que han surgido en la Iglesia; la Congregación de las Ursulinas, un 25 de noviembre de 1535 en Brescia, Italia.